Al concluir este tiempo que el Señor me ha regalado entre ustedes, mi corazón se llena de profunda gratitud. Este año compartido ha sido para mí un camino de gracia, donde he experimentado la presencia viva de Cristo en cada rostro, en cada abrazo, en cada oración elevada juntos.

​

Gracias por abrirme las puertas de sus hogares y de sus corazones. Gracias por enseñarme con su fe sencilla y profunda que la Iglesia no son muros, sino una familia unida en el amor de Dios. He sido testigo de su generosidad, de su entrega, de cómo cultivan la esperanza aun en medio de las dificultades.

​

En este Adviento que comienza, tiempo de espera y preparación, vivimos también una espera comunitaria. Con alegría y confianza en la Providencia divina, damos la bienvenida al Padre Daniel Saldarriaga, quien llega para continuar acompañándolos en su caminar de fe.

​

Recíbanlo con el mismo amor y apertura con que me recibieron a mí.

​

P. Astolfo Moreno